Muriel Grossmann: “El espíritu femenino del Jazz”
Por Enrique Farelo.
Nacida en París, de joven se afincó en Austria para en el
año 2002 trasladarse a Barcelona y asentarse definitivamente en Ibiza en el año
2004 lo cual marcó un antes y un después en su carrera como compositora,
saxofonista y líder de sus propios grupos.
Desde el
año 2007 son diez discos los firmados bajo su nombre desde Homecoming Reunion
(Dreamland Records 2007) hasta el aclamado Golden Rule (Dreamland Records
2018), pasando por Here And Now (Dreamland Records 2008), Quartet (Dreamland
Records 2008), Sudden Impact (Dreamland Records 2009), Birth Of The Mystery
(Dreamland Records 2010), Awakening (Dreamland Records 2013), Earth Tones
(Dreamland Records 2015), Natural Time (Dreamland Records 2016), y Momentum
(Dreamland Records 2017).
Portadas de los discos de Muriel Grossmann
Todos sus discos han seguido una línea artística muy similar
en cuanto al diseño de sus carátulas y ha contado con músicos solventes como la
vienesa Gina Schwarz al contrabajo y el serbio Uros Stamenkovic a la batería en
sus tres últimos trabajos; y sobre todo su fiel escudero también serbio, el
guitarrista Radomir Milojkovic que casi nunca ha faltado a su cita
acompañándola en la mayoría de sus trabajos.
Su solidez, su compromiso, su espiritualidad y su tener las
ideas muy claras son una característica intrínseca a la hora de valorar su
música.
© Laura G. Guerra
Enrique Farelo (E.F.) ¿Cuándo “nace” en Muriel Grossmann el
deseo por la música y qué personas influyeron o te motivaron?
Muriel Grossman (M.G.) La música ha sido siempre una parte
muy importante de mi vida. Mis padres son muy aficionados al arte y en concreto
mi padre ha coleccionado vinilos de música clásica durante toda su vida. A la
edad de 5 años ellos me propusieron escoger un instrumento. Elegí la flauta. Y
es entonces cuando comenzó mi carrera en la música clásica, etapa que ha durado
12 años. Recuerdo bien como desde temprana edad cogía la flauta cada día
improvisando melodías; era una de las cosas que me aportaba mayor bienestar.
Una gran motivación en esta etapa fue mi profesor de flauta, también escuchar a
músicos como Jimi Hendrix y por supuesto esos amigos especiales aficionados a
la música que me rodeaban.
E.F. Naces en París pero es en Viena donde resides hasta la
juventud. ¿Te interesas en esa época por el jazz o por la música clásica
teniendo en cuenta que la cercana Salzburgo es la patria chica de Wolfgang
Amadeus Mozart?
M.G. Viena y Austria son la cuna de la música clásica. Toda
la ciudad respira música y se siente también en su estilo imperial, sus bailes
y sus tradiciones. Era un privilegio poder crecer en una ciudad donde se
promueve tanto el arte y que destaca tanto por su amor a la cultura como a la
música. Al principio tocaba solo la flauta y estudiaba música clásica, pero con
21 años empecé a tocar el saxofón alto y una cosa me llevó a la otra. De
repente Charlie Parker pasó a ser más importante en mi vida que Mozart. Mi
interés por el jazz y por el saxofón empezó a expandirse a la vez que escuchaba
las novedades del momento e iba adquiriendo más experiencia con las bandas con
las que tocaba.
E.F. Golden Rule: “Haz con los demás lo que quieras que te
hagan a ti”. En éste tu último trabajo propones la regla de oro de la
espiritualidad y que cualquier religión abrazaría sin dudarlo a través de este
adagio. ¿Golden Rule es un homenaje a la religión (a cualquiera), a la
espiritualidad o la filosofía?
M.G. He compuesto Golden Rule con la idea de acercar a la
reflexión si en cada día y en cada situación nuestros pensamientos, palabras y
acciones son consecuentes con esta “Regla de Oro”. Pienso que este concepto espiritual es la clave, la base y el acuerdo esencial para una humanidad que
quiere vivir del modo que merece. ¡Porque nuestra naturaleza es humana!
E.F. “Recta acción sin esperanza de recompensa” es una frase
extraída del libro sagrado hinduista Bhagavad-gītā (parte del texto épico
Mahábhárata). ¿Podría ser esta frase otra regla de oro?
M.G. Necesitamos usar nuestra inteligencia para extender
nuestra naturaleza compasiva. Únicamente el conocimiento intelectual no nos
sirve de mucho si la mente no está disciplinada. Es por eso que el conocimiento
de la mente, su naturaleza y las emociones debe enseñarse en la escuela, ser
guiado por personas adecuadas y abordarse de una y diferentes maneras una y
otra vez.
He podido ver el éxito y beneficio de usar la regla de oro
en el centro educativo Universal Mandala. La practicamos diariamente con los
niños. Con esta práctica constante se puede ver muy bien el éxito. Preguntamos
a los niños si les gusta ser tratados amablemente y cómo es la escuela, su
entorno y si desean venir cada día. Poco a poco a lo largo del año vamos
elaborando una guía que les lleva a descubrir por sí mismos que compartir o
hablar amablemente con sus compañeros es recompensa suficiente. Nosotros los
llamamos “jardineros de la paz”. Lo que sembramos es lo que recogemos. De esta
forma van entendiendo que significa “sembrar” con la palabra y la acción para
recoger bienestar, felicidad y paz. Es un proceso que se integra muy
naturalmente porque está centrado en el “yo”, es decir, en lo que quiero yo.
El altruismo es una actitud fantástica pero muchas veces
lamentablemente se queda en el intelecto, porque es muy difícil de satisfacer
nuestro gigantesco ego, que hemos nutrido durante siglos.
La regla de oro realmente no dice nada de recompensa, solo
nos acerca al entendimiento de la empatía y al reconocimiento del potencial de
bondad y sabiduría en los demás seres. Si pudiésemos relacionarnos y acercarnos
a los demás con el pensamiento de que tenemos delante un ser con un ilimitado
potencial de sabiduría y bondad con esto estaríamos actuando de una manera
responsable. Es la base. La enseñanza “Recta acción sin esperanza de
recompensa” lo veo más útil para gente ya avanzada en el camino del altruismo.
Con una mente investigadora se puede ver fácilmente que estamos sí o sí
recompensados por nuestras acciones rectas, todo efecto procede de una causa,
todo viene de algo, así como nuestras acciones tienen un antes y un después.
Con un poco de trabajo hacia la atención consciente se puede empezar a ver muy
bien por qué nos pasan las cosas que nos pasan. Con el tiempo y la práctica
nuestra vida diaria se haría más fácil y nuestra mente más clara.
© Christoph Schubert
E.F. ¿En qué momento sientes la llamada de lo espiritual?
¿Es influencia de tu admirado John Coltrane?
M.G. Siento y pienso que he nacido, como todos, con un buen
corazón. Pero a la tierna edad de 8 años viendo un documental en televisión, me
di cuenta de las increíbles barbaridades que se cometían en la captura de
delfines. Ahí, en ese momento, tomé la decisión no solo de ser vegetariana,
sino también de hacer el menor daño posible al planeta; y es esto lo que he
tratado de integrar en todas mis decisiones, ya sea en lo que trabajo o en
donde pongo mi economía, o donde compro y lo que compro. Trato de vivir
causando el menor impacto perjudicial posible tomando decisiones responsables
para todo el planeta y ser un ejemplo para otros.
Escuchar y aprender de John Coltrane me ha aliviado y dado
seguridad en mi camino. John Coltrane es para mí uno de los músicos más
importantes que la humanidad ha podido conocer. Era un gran conciliador capaz
de unir diferentes estilos, culturas y géneros reinventándose una y otra vez en
cortos periodos de tiempo con gran consciencia política y profunda
espiritualidad además de ser reconocido como un hombre excepcionalmente
humilde, así como lo fueron Alice Coltrane o Pharoah Sanders.
E.F. ¿Nuestra civilización tal y como la entendemos está
llegando al final de un ciclo por nuestro desprecio a la vida y nuestra falta
de conciencia?
M.G. Hoy en día se ven las consecuencias de un largo periodo
de tiempo de descuido de una población que supera los 7400 millones de habitantes.
Todo es un asunto de enfoque. Siendo bondadosos,
responsables y compasivos, nos sentimos naturalmente bien y deseamos el bien
para todos, pero sufrimos tremendamente cuando vemos que otros sufren.
Se han empezado a promocionar mucho los asuntos de
medioambiente, el uso de energías renovables, la necesidad de reciclaje o la
reducción del uso de plástico, entre otras iniciativas. Por fin parece que
empezamos a concienciarnos. Pero la educación, el cuidado y conocimiento de la
mente, es esencial. Aún estamos dando los primeros pasos en un mundo que aún
nutre en exceso el mundo de los sentidos y la expansión externa olvidándose del
mundo interior y la expansión interna. Si a esto le añadimos que en este avatar
nos vemos dominados y manipulados por gigantes solo interesados en ganar
riqueza, control y poder está claro que nuestro trabajo y práctica hacia la
expansión de conciencia se duplica. Además, todos estamos en procesos de
consciencia distintos y lamentablemente percibimos los hechos en una manera
lineal, separados e independientes, sin llegar a entender totalmente que todo
se puede cambiar con palabras y actos responsables si persistimos en ello.
E.F. Eres formadora musical en un centro educativo de Ibiza,
Universal Mandala. ¿En qué consiste exactamente este centro y en qué medida
influye en tu música?
M.G. Es un centro educativo para niños que considero está
sentando las bases del nuevo paradigma de la educación. Un centro ejemplar.
Cuando mis hijos estaban en la edad de ser escolarizados quería buscar una
educación diferente para ellos, una educación que formara sus mentes para ser
humanos cooperativos, reflexivos y empáticos. Seres preparados para usar su
potencial para el bien de nuestro planeta y las especies que en él habitan
preservando el bien de toda nuestra gran familia humana. Quería que pudiesen
ser unos seres conscientes de sus responsabilidades. Todo esto lo he encontrado
en Universal Mandala. Belen Köhler, su fundadora, es una visionaria
excepcional. Al conocer a Belén y su proyecto educativo entendí enseguida que
para que esta forma de educación llegue a más seres tenía que colaborar con
ella en todas las formas posibles. Por tanto era natural el acercar la música y
la comprensión y estudio de ésta a los niños de este centro desde los
principios filosóficos y educativos de Universal Mandala. Las formaciones que
ofrece Belen Köhler me abrieron al entendimiento de la interdependencia y la
interconexión de todas las cosas y su procedencia, además de cómo vivir de una
forma más beneficiosa para todos lo que ha hecho que con el tiempo me haya ido
refinando más como ser humano.
E.F. El portal
http://ukvibe.org/awards/best-jazz-albums-of-2018/) designa Golden Rule (RR
GEMS Records 2018) como mejor disco del año 2018 en la versión vinilo. ¿Por qué
elegiste el vinilo para su publicación en detrimento del formato digital?
¿Existen diferencias musicales con respecto a la posterior edición en CD?
M.G. Golden Rule es una continuación natural en la evolución
musical y personal. Durante los años que Radomir Milojkovic y yo hemos
trabajado juntos hemos notado una gran atracción hacia elementos musicales
determinados y hemos filtrado y profundizado mucho en ellos. Era un regalo
poder sacar el álbum en vinilo gracias a la propuesta de Valentine y Dimitri
del sello discográfico RR Gems Records. Ellos han creído y apostado por el
potencial de nuestra música y a través de su promoción tan efectivamente dirigida
hemos entendido que efectivamente hay amantes de esta música. Les estamos
verdaderamente agradecidos. Se ha formado una cooperación fina y de profunda de
confianza entre nosotros, tanto es así que en otoño sacaremos un nuevo álbum de
vinilo. Este nuevo álbum será una continuación en la evolución de Golden Rule,
igual que éste era una evolución que empezó con la canción ‘Peaceful River’
(que se puede encontrar en el disco Awakening), pasando por los discos Earth
Tones, Natural Time y Momentum.
E.F. Hablando de producto todos tus discos están editados
por Dreamland Records Studios. ¿Qué importancia tiene tu figura en dicho sello
discográfico?
M.G. Dreamland Records es nuestro sello discográfico, que
hemos formado como vehículo para propulsar y promover nuestras visiones
musicales. Queríamos máxima libertad musical y de diseño.
E.F. El diseño artístico de la portadas de los discos da
carácter y personalidad a los disco haciéndolos un producto atractivo e
indicador de lo que contienen. ¿Quién diseña las caratulas de tus discos?
M.G. Soy yo quien las diseña, usando las pinturas que hago
en casa junto a mis hijos Ayelén y Iassù.
Pintar es una afición, un juego con colores y formas y
siempre hemos pensado que reflejan bien nuestras obras sonoras.
© José Luis Luna Rocafort
E.F. Los últimos trabajos, Natural Time (2016), Momentum
(2017) y Golden Rule (2018) conforman una trilogía formada por los mismos
músicos a modo de formación estable. ¿Suponen un punto de inflexión en la
música de Muriel Grossmann?
M.G. Pensamos que la música que tocamos se ha ido formando
con la elaboración de cada álbum, por evolución, que hemos ido madurando a
través de este profundo y continuado trabajo. Se puede decir que es la música
de estos álbumes la que nos ha dado mayor satisfacción en cuanto a armonía,
ritmo, melodía y mensaje subliminal.
E.F. En cuanto al grupo. ¿Podrías decirme cuando trabajo y
esfuerzo (en lo que se refiere a ensayos, conciertos etc.) hay detrás del
producto final que es el disco?
M.G. A Radomir y mi nos gusta ensayar, pero no estamos muy
satisfechos con el hecho de tener a los miembros de la banda a tanta distancia.
Por supuesto somos muy afortunados de que al menos Uros esté
con nosotros 3 meses al año y podamos durante este tiempo, cada fin de semana,
crear un laboratorio musical donde elaboramos los temas, las estructuras y los
ritmos. Pensamos que así se forma el sonido de la banda.
Es también una gran fortuna poder tocar junto a un gran
músico como Gina Schwarz, que puede integrarse fácilmente en el conjunto y que
además aporta ideas importantes para el sonido de la banda.
El trabajo de editar la música lo hacemos Radomir y yo.
Somos el núcleo de esta banda. Trabajamos como una maquinaria fina con un buen
engranaje. Pasamos horas y horas grabando los drones (instrumentos que sirven
de fondo sonoro para la formación), toda una orquesta de instrumentos del mundo
con los que la banda puede expresar el verdadero carácter de las composiciones.
Gina Schwarz. Foto: © Laura González Guerra
E.F. Gina Schwarz, Uros Stamenkovic y sobre todo Radomir
Milojkovic son los miembros de tu actual formación. ¿Podrías presentarnos a
dichos compañeros de viaje y como los reclutaste para tu proyecto?
M.G. Con Radomir llevo trabajando desde hace mucho tiempo,
nos entendemos profundamente en lo musical, reconocemos lo que nuestra música
necesita ser y tener, desde las notas sobre el papel hasta el producto final.
Nos encanta tocar juntos y descubrir los nuevos y antiguos senderos que hacen
del jazz una música tan grandiosa. Siempre admiré su dedicación, su
conocimiento y su arduo trabajo. Es un músico verdaderamente extraordinario con
una extensa visión.
A Gina la conozco de mis días en Viena, es una música con
carácter capaz de adaptarse a cualquier situación musical. Así que cuando llegó
el momento de formar una nueva banda sabía bien a quién llamar.
Durante mucho tiempo he estado buscando un baterista para el
nuevo viaje musical que quería comenzar, y lo encontré en Uros. El comprende la
música y el papel que ésta música necesita.
Radomir Milojkovic. Foto: © Ferran Pereyra
E.F. Tu labor como saxofonista tiene un peso específico como
instrumentista de valor incuestionable al igual que como compositora. ¿Cómo es
el día a día en ambos campos?
M.G. Hay mucho campo a explorar en cada ámbito. Se necesita
dedicación, tenacidad, persistencia y trabajo diario. Para componer me enfoco
en el tema que quiero transmitir para que el mensaje se transporte a través de
la música. Es así como lo hago cuando los nuevos temas o mensajes lo exigen.
E.F. ¿Qué tiempo dedicas al instrumento por día?
M.G. Quiero dedicar más tiempo a los instrumentos cada día,
pues nunca me parece suficiente.
E.F. ¿Resulta dura la soledad como compositora?
M.G. ¡Para nada! ¡Disfruto este proceso de flujo de
creatividad! Al igual que el tiempo practicando solo el instrumento, es un
tiempo de introspección revelando los límites potenciales, un campo abierto a
la creatividad.
Uros Stamenkovic. Foto: © Ferran Pereyra
E.F. ¿Influyen los sueños a la hora de crear tu música?
M.G. Es una pregunta muy interesante, la verdad. Mis sueños
hasta ahora se manifiestan como una mezcla de situaciones del día a día y a
menudo en forma de aventuras. Mis días están llenos de responsabilidades. En
cuando pueda sacar algo de tiempo extra quisiera investigar en el yoga de
sueño, para poder aprovechar estos más conscientemente.
E.F. Con la importancia que has ido adquiriendo a lo largo
de tu carrera, ¿piensas que deberías tener in mayor reconocimiento?
M.G. Me gustaría que más gente pudiese disfrutar de mi
música.
E.F. ¿En qué escenario o escenarios te hubiese gustado tocar
y no lo has hecho?
M.G. En muchos, sobre todo escenarios de festivales de Jazz
o en pequeños teatros. Me gustaría tocar en más países y continentes.
E.F. ¿Cuáles son los músicos qué más han marcado tu estilo?
M.G. John
Coltrane, Ornette Coleman, Alice Coltrane…
E.F. ¿Cuáles han sido y son tus músicos favoritos dentro del
jazz actual y del pasado?
M.G. Lester Young, Illinois Jacquet, Charlie Parker, Stanley
Turrentine, Count Basie, Duke Ellington, Cannonball Adderley, Jimmy Smith, Lou
Donaldson, Rusty Bryant, Julian Lee, Jazz at Lincoln Center Orchestra, Melissa
Aldana, Joan Chamorro y sus proyectos con músicos emergentes, especialmente con
Carla y Andrea Motis y Abril Sauri, Christian Lillinger, Robert Landfermann
etc…
E.F. ¿Por qué músicas te has interesado al margen del jazz?
M.G. Música del mundo en general, Música tradicional de
India, de África, de Tuvá, Soul, Jazz, Gospel, Blues, R&B……..
E.F. En otro orden de asuntos ¿Qué lecturas enriquecen tu
labor como músico? ¿Estás interesada en el esoterismo, en el misterio o la
parapsicología?
M.G. Lo que más me gusta profundizar es en los libros de budismo
o libros de físicos como Stephen Hawking, Albert Einstein… Estoy leyendo
continuamente. Ahora mismo estoy leyendo el libro Sleeping, dreaming and dying
una exploración de la conciencia con su Santidad Dalai Lama.
E.F. Tu música es una búsqueda del compromiso y tiene cierto
nivel de complejidad. ¿A quiénes crees que va dirigida?
M.G. Bueno, vemos a quién está llegando. A gente con amor a
la música de John Coltrane y al Jazz espiritual, pero cuando tocamos en vivo es
increíblemente bien recibido por todo el público. Ahora mismo lo veo más como
un asunto de alcance.
La música que tocamos está dirigida a todo el público. A las
personas les gustan las melodías bellas, les encanta un ritmo que les mueva y
les ponga de buen humor. Pero la música también puede ser intelectual, compleja
y con un ritmo que te mueva y te lleve hacia dentro, no solo hacia afuera.
E.F. Siguiendo por este camino y teniendo en cuenta que la
sociedad va encaminada hacia la superficialidad, al dinero fácil, al producto
mediático y a la inmediatez, ¿qué futuro le ves al jazz a nivel nacional e
internacional?
© Peter Purgar
M.G. Pienso que se tendría que definir mejor la palabra
jazz. Si hablamos de buena música o mala música, pienso que la buena es la que
está y persiste en el tiempo, y esto no tiene límite geográfico. Si la
educación musical, la introspección y el estudio profundo en la música se
dieran tanto en casa como en la escuela esta música se podría mantener a un
nivel más extendido.
Jazz es una palabra muy pequeña para una música tan amplia.
Lo que puede ser jazz en estos días, podría ser engañoso para algunas personas.
Por otra parte, cuando no etiquetas algo, es difícil decir lo que es.
Todo en este mundo tiene una palabra que lo define y con el
Jazz no es diferente. Si dices que quieres un té verde y te traen un café, si
no importara cómo se llama, te traerían cualquier líquido.
Algo que es tantas cosas es difícil de explicar y al Jazz se
le considera muchas cosas. Esto puede confundir a las personas que lo escuchan;
pero estos son los hechos.
E.F. ¿Eres de las que piensas que hoy día existen una
cantidad importante de músicos de jazz y escasos oídos para apreciarlos?
M.G. Yo pienso que hoy en día por las posibilidades de
YouTube y la velocidad de información, la música puede llegar a muchos oídos.
Veo también que hay una gran cantidad de gente muy agradecida de poder
disfrutarla. Pero una cosa importante para el jazz es conocer lo que era e ir
más allá para saber lo que es hoy. Esto es difícil, pues parece que las dos
vías están en conflicto constante.
La gente quiere oír algo nuevo y para eso se necesita de
mucha experimentación y de muchas pruebas, lo que quizás haga que las personas
se pongan impacientes y pierdan el enfoque. Por otra parte, la audiencia
también quiere escuchar una hermosa melodía bien realizada. La música de Bach
tiene aproximadamente unos 300 años, pero todavía se toca hoy y sin muchos
cambios, lo mismo debiera ser con Louis Armstrong, por ejemplo. La vida y la
música están siempre en movimiento y se mueven porque vienen de algo, porque
algo ha habido antes, como muestra claramente la historia.
E.F. La música de Bach tiene 300 años, pero todavía se toca
hoy y sin muchos cambios. ¿Esta frase tuya apunta a una objetividad de la
Música o en realidad ésta no existe, sino que lo que realmente existe es el
valor que el tiempo y el entendimiento humano le confiere?
M.G. Bach estableció los estándares de la música clásica
hace poco más de 300 años. Lo mismo hizo Louis Armstrong. Estableció los
estándares para el jazz como el swing, o el blues… y todos los innovadores que
vinieron después como Charlie Parker, John Coltrane u Ornette Coleman
profundizaron éstos. Lo mismo sucedió con los músicos que vinieron después de
Bach. Ellos continuaron y profundizaron en su visión y en los estándares de la
música clásica.
Si sitúas la música en el contexto del momento en que se creó
y le das la perspectiva histórica de hoy, es lo más cercano a un punto de vista
objetivo.
No he escuchado a Louis Armstrong en persona, pero he
escuchado muchas grabaciones. De Bach tenemos las notas, pero la interpretación
es contemporánea. La comprensión humana y el paso del tiempo a veces
generalizan y estandarizan las cosas e incluso, en algún caso, las simplifican.
Siempre tendemos a mirar los íconos sin prestar atención a otros grandes
músicos en la sombra. Todo está ahí y mucho más, solo detrás, oculto.
Por tanto, la música tiene que ver más con la imaginación y
la narrativa y siempre en torno a ese marco final. Para los músicos es
importante cómo se hace, pero para los oyentes importa más cómo se presenta,
cómo suena, cómo les hace moverse. Realmente la música es un complejo lenguaje
capaz de transmitir mucho más que una frase con palabras habladas. No debemos
además olvidar que la intención oculta tiene siempre un efecto fundamental.
E.F. ¿Qué proyectos tienes en mente de cara a un futuro cercano?
M.G. Ahora mismo estoy muy cerca de comenzar ya a mezclar el
próximo álbum que saldrá como vinilo y CD en otoño. Durante el verano nos
pondremos a grabar un nuevo álbum para 2020 mientras tocamos aquí en la isla de
Ibiza inmersos en una temporada llena de conciertos locales y festivales fuera
de la Isla como: el Vijazz en Villafranca e Inca Jazz Festival en Mallorca y el
jazz club Porgy & Bess en Viena en otoño. En marzo tenemos planeado un
estupendo concierto con renombrados músicos de Estados unidos, del que pronto
sabréis más.
Gracias por tu apoyo y estas preguntas maravillosas.
Entrevista y texto: © Enrique Farelo, 2019
Fotografías: copyright en el pie de cada fotografía
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