jueves, 26 de julio de 2018

Sergio Pamies Trío & Dave Liebman (Café Berlín, Madrid. 2018-07-20) [Concierto]


Por Carlos Lara y Enrique Farelo

Fecha: 20 de julio de 2018
Lugar: Café Berlín, Madrid.
Grupo:
Sergio Pamies Trío & Dave Liebman
Dave Liebman: saxo soprano y flauta de madera.
Sergio Pamies: piano.
Jordi Gaspar: contrabajo.
Gonzalo del Val: batería.


El joven pianista de 35 años, Sergio Pamies, afincado en Estados Unidos, concretamente en Dallas, presentó en el café Berlín su último disco What Brought You Here? (Bebyne Records, 2017), el tercero ya como líder en su carrera profesional.

Como muchos otros jóvenes, este granadino ha decidido buscar su sitio como músico fuera de este país. Después de realizar sus estudios de piano en el Conservatorio de Barcelona, Pamies se marchó a Estados Unidos para estudiar con el pianista sueco Stefan Karlsson y conseguir un master en piano de jazz en la Universidad del Norte de Texas, así como un doctorado que finalizó en 2016. Cuenta también con numerosos premios y distinciones en Estados Unidos.


Tras la publicación de sus dos primeros trabajos y actuaciones, algunos le han llegado a comparar con Chano Domínguez. Además de colaborar con un montón de músicos españoles, Pamies tiene en su haber acompañamientos con Christian Scott, Christian McBride, Peter Bernstein, Lewis Nash, Tim Hagans y Greg Osby, entre otros.

Con estas brillantes referencias se presentó en el Café Berlín reconociendo al principio del concierto sus nervios al poder compartir escenario con el legendario saxofonista Dave Liebman.
  

El concierto se abrió con “What Brought You Here?”, compuesto por Pamies, e iniciado de una manera lírica con el acompañamiento melódico del soprano. La pieza va adquiriendo altos vueltos con los fuertes fraseos. Hasta que la sección rítmica se queda sola demostrando su buen oficio. Dave Liebman acomete sus agudos registros con puras improvisaciones, como punzadas al aire en su línea de siempre.


Una composición de Dave Liebman, “Picadilly Lilly”, demostró la calidad de este grupo. Una pieza muy abierta para que la sección rítmica se explaye, impulsada por el saxo de Liebman. Gonzalo del Val demostró su calidad y se mostró muy creativo a la batería a lo largo de todo el concierto. El contrabajista Jordi Gaspar desempeñó también un papel crucial. Siguió el tema “Bem-Aventurado”, de Pamies, de fuertes influencias brasileñas, en la que Liebman se regodeó con la melodía de la balada. Cogió el relevo el pianista, con un gran acompañamiento del contrabajo y la batería. Dave Liebman sigue manteniendo su poderío y capacidad para la improvisación y se puso a prueba en un dueto con Gonzalo del Val, que le aguantó sobradamente. Siguió otra composición de Liebman, “Mommy’s Eyes”, con una introducción del pianista con gran finura, dando paso a la entrada del saxofonista fraseando líricamente en una pieza interpretada a medio tono de principio a fin.
  

“Our Man Andrew”, fue otra de las composiciones de Pamies, en la que tuvo mucho protagonismo el batería, Gonzalo del Val, tanto con las escobillas como con las baquetas. La pieza tiene un aroma bopper, en la que Pamies con mucho swing demuestra mucha soltura y frescura en sus fraseos, siempre atento a las enérgicas acometidas de Dave Liebman, que todo lo que tocaba lo clavaba. Desde luego que sigue siendo un mago de la improvisación, tal vez el mejor continuador de John Coltrane al soprano, con el que consigue un sonido lírico y magistral, y muy cristalino.

Para demostrarlo el grupo interpretó una pieza ya legendaria en el repertorio de Liebman, como es la versión de “India” de John Coltrane. Como siempre, con una flauta de madera tocó la introducción, tras la cual el tema se fue expandiendo por los caminos de la improvisación en un viaje sugerente, en el que los cuatro músicos se sintieron protagonistas girando alrededor de los registros agudos y sobreagudos de Dave Liebman. Una gran versión.


El concierto ofreció una interpretación fabulosa de los cuatro músicos, llena de expresividad, detalles y matices, muy elegantes, sin estridencias. Todo salió en su justa medida. Pamies dejó una gran impresión, demostrando que el duende del flamenco tiene muchas coincidencias con el jazz. En sus composiciones juegan un gran papel las melodías, sabiendo mantener un refinado equilibrio entre el lenguaje del jazz y el del flamenco. Dos mundos tan alejados, pero a la vez tan coincidentes.

Texto: © Carlos Lara, 2018
Fotografías: © Enrique Farelo, 2018

jueves, 19 de julio de 2018

Brad Mehldau Trío (Noches del Botánico, Madrid. 2018-07-09) [Concierto]


Fecha: 9 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
Brad Mehldau Trio
Brad Mehldau: piano.
Larry Grenadier: contrabajo.
Jeff Ballard: batería.
                                    
Con su reciente disco bajo el brazo, Seymour Reads The Constitution!, Brad Mehldau se presentó en el Jardín Botánico como uno de los pianistas más alabados, tanto por la crítica como por los aficionados. No hay más que ver como acuden a sus conciertos conscientes de que van a asistir a una ceremonia. Tanto en su formato de trío como en solitario, Mehldau brinda unos conciertos marcados por una precisión de relojería.

Desde que completara su legendaria serie Art of the Trio, de 1991 a 2001, el pianista de Florida se ha labrado una reputación como uno de los más elegantes pianistas y uno de los más brillantes cultivadores del trío en el jazz. Poco importa que se le haya querido encasillar a raíz de aquellos radiantes discos en los que participó el batería Jorge Rossy.

Junto a sus acompañantes habituales, Larry Grenadier, al contrabajo y Jeff Ballard a la batería, Brad Mehldau se siente como pez en el agua nadando en un medio que no tiene secretos para él. Junto a otros grandes pianistas como Fred Hersch, Marc Copland y por supuesto Keith Jarrett, Brad Mehldau, es uno de los mayores herederos de la tradición del trío a nivel mundial, que siguieron las huellas del gran Bill Evans, entre otros.

Brad Mehldau domina a la perfección el campo del blues y de las baladas. La precisa perfección con la que frasea con su mano derecha es uno de sus sellos personales. Con una seguridad exquisita y sentido de la elegancia, sus interpretaciones están dotadas de constantes giros y cambios de intensidad. Los temas son largos y llenos de un contenido muy denso, que se van paladeando poco a poco.

Jeff Ballard lleva el swing en la sangre y es un constante apoyo, tanto en las melodías como en los momentos más álgidos. El sentido de la precisión del contrabajista Larry Grenadier otorga a los temas una tercera dimensión. Ambos son una parte muy activa en el engranaje de cada una de las piezas que interpretaron.

En las piezas a medio tono, los fraseos de Mehldau siempre son sugerentes y emocionantes. Es capaz de marcarse un solo conmovedor de más de cinco minutos lleno de detalles y momentos delicados. Desde el comienzo de las piezas el trío impone su fortaleza y Brad Mehldau juega con el piano como si fuera una caja de sorpresas.

Los tres músicos forman un círculo riguroso, un todo del cual no se escapa ningún detalle que desentone. Fue uno de esos conciertos se consideran redondos, en el que una palabra sobresale: magistral. No se puede pedir más a un concierto que rayó la perfección.

Texto: © Carlos Lara, 2018
*No fotografías: © Enrique Farelo, 2018
*Gracias Brad Mehldau por no hacerme trabajar.

martes, 17 de julio de 2018

Cecile McLorin Salvant (Noches del Botánico, Madrid. 2018-07-09) [Concierto]


Fecha: 9 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
Cecile McLorin Salvant
Cécile McLorin Salvant: voz.
Sullivan Fortner: piano.
Paul Sikivie: contrabajo.
Kyle Poole: batería.

Desde el primer momento en que Cécile McLorin Salvant empieza a cantar, una sensación de vértigo recorrió la noche. Su potente voz, su musicalidad, su modulación y su estilo hacen que la tradición de las grandes cantantes norteamericanas esté en buenas manos. Una tradición que se hace presente en pleno siglo XXI, pero a la vez es novedosa, innovadora y muy contemporánea.
La han comparado con las grandes como Ella Fitzgerald, Betty Carter, Carmen McRae, Sarah Vaughan o Billie Holiday. Casi nada. Demasiada responsabilidad para esta joven de 30 años nacida en Miami. Y ni falta que la hace para poder seguir su camino. Un trayecto brillante que si continúa así y no cae en los derroteros de la comercialización, la van a consagrar como una de las cantantes fundamentales de este siglo.
El concierto fue una auténtica “delicatesen”. Una muestra de cómo una cantante de jazz es fiel a las raíces, pero a la vez pone en valor su fuerte personalidad, avalada con la autenticidad y no con los fuegos artificiales que cultivan otras muchas cantantes. Para esta cantante de maravillosa voz, no existen barreras a la hora de afrontar un tema, ya sea jazz, blues, pop o comedia musical americana. Los cambios de registros en su voz son prodigiosos. Así, una pieza como “Let´s face the music and dance”, el clásico de Irving Berlin o “And I Love her” de Lennon y McCartney, adquieren una nueva dimensión. Atrapan y emocionan, casi conmocionan, por la peculiar sensibilidad que transmite Cécile McLorin Salvant. Sus baladas son interpretadas con una potente voz a la que casi no le hace falta ni el micrófono.
La sección rítmica merece una atención aparte, ya que los tres músicos cumplieron a la perfección, acompañando a la cantante. El pianista Sullivan Fortner, Paul Sikivie al contrabajo y Kyle Poole a la batería, se comportaron como un trío espléndido capaz de arropar e impulsar en todo momento a la cantante.
El concierto rebosó swing desde el principio hasta el final. El público, entregado, aplaudió a raudales piezas como “Wives and Lovers” de Burt Bacharach o la pieza de musical de Rodgers and Hart, “Evethything I´ve got belongs to you”.
Cécile McLorin transforma las canciones y las convierte en algo suyo y personal. Con naturalidad y espontaneidad. La apoteosis del concierto llegó con la interpretación del clásico de Willie Dixon, “Spoonful”, un blues de muchos quilates. Antes, puso los pelos de punta al público con la balada del siglo XIX “Omie Wise” a capella. El final no pudo ser más peculiar con la canción “Gracias a la Vida” de Violeta Parra, cantada con un sentimiento arrebatador. Una versión que hasta parecía diferente. Como diferente es esta cantante que, sin duda, ha dejado su huella inolvidable en la capital.

Texto: © Carlos Lara, 2018
Fotografías: © Enrique Farelo, 2018

Billy Hart Quartet & Joshua Redman (Noches del Botánico, Madrid. 2018-07-07) [Concierto]


Fecha: 7 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
Billy Hart Quartet & Joshua Redman
Joshua Redman: saxo tenor.
Ethan Iverson: piano.
Ben Street: contrabajo.
Billy Hart: batería.


El legendario Billy Hart, considerado como uno de los mejores sucesores de baterías clásicos como Elvin Jones o Tony Williams, lidera un compacto cuarteto, integrado por una rítmica de primera categoría y en esta ocasión, por Joshua Redman, uno de los jóvenes pesos pesados del saxo tenor.
  

El concierto dotado de una gran intensidad tanto en todas las interpretaciones individuales, como en las diversas interacciones que se produjeron a lo largo de la noche. Los solos de Ethan Iverson, componente del trío Bad Plus, se encuentran a mitad de camino entre Lenny Tristano y MCoy Tyner; el contrabajista Ben Street es de una calidad meridiana y Joshua Redman dio una lección magistral. Todos ellos dirigidos por un señor de 78 años que toca la batería como los ángeles. Sus introducciones con las que da paso al resto de la banda son exquisitas. En las baladas, estableció unos dúos con Ethan Iverson impresionantes.


Las combinaciones que se crean en este cuarteto son infinitas. Ethan Iverson y Ben Street se conocen a las mil maravillas, ya que llevan mucho tiempo trabajando juntos. Todo ello es posible gracias unas buenas composiciones de Billy Hart, en las que los músicos cuentan con un amplio margen de creatividad.


Partiendo de un solo de contrabajo o de batería, el grupo empieza a multiplicarse, hasta llegar al máximo punto, gracias a unos solos magníficos de Joshua Redman, que se mantuvo colosal a lo largo del concierto.


Las baladas son intensas y rezuman emotividad, tratadas con la delicadeza de Billy Hart, que se exhibió en un solo de batería que recordó a Elvin Jones.

Todos los músicos estuvieron a gran altura en sus improvisaciones, aportando detalles sutiles que van enriqueciendo las piezas. El concierto osciló entre momentos claramente intimistas y otros de una vitalidad exquisita muy bien dirigida por Joshua Redman.
  

Un concierto de muchas aristas, contrastes y lleno de detalles que engrandecieron aún más a estos músicos de primerísima calidad. Una auténtica delicia en la calurosa noche madrileña.

Texto: © Carlos Lara, 2018
Fotografías: © Enrique Farelo, 2018

Charles Lloyd & The Marvels Feat. Bill Frisell (Noches del Botánico, Madrid. 2018-07-7) [Concierto]


Fecha: 7 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
Charles Lloyd & The Marvels Feat. Bill Frisell
Charles Lloyd: saxo tenor y flauta travesera.
Bill Frisell: guitarra eléctrica.
Greg Leisz: pedal steel guitar.
Reuben Rogers: bajo eléctrico.
Eric Harland: batería.


Charles Lloyd es un exponente claro de la tradición jazzística norteamericana cultivada en su Memphis natal, donde se empapó de blues y música góspel. Al igual que su admirado John Coltrane, estas influencias se traslucen en su manera de entender el jazz y así lo lleva haciendo en sus más de 60 años de trayectoria. Después de su larga carrera como maestro indiscutible y explorador de nuevos sonidos, Charles Lloyd ha formado, al margen de su cuarteto del que forma parte el pianista Jason Moran, una singular banda en la que se integra una garantía indiscutible como el guitarrista Bill Frisell.
Bajo el curioso título de The Marvels, también lo forman Greg Leisz, colaborador de Frisell, junto a Reuben Rogers y Eric Harland, inseparables de Lloyd en los últimos años. Así que con estos mimbres solo se puede esperar lo mejor.


El quinteto ofreció un concierto con registros diferentes, aunque predominó de manera importante un conjunto de folk songs que revelaron la importancia de Bill Frisell en la formación. Empezó con un temas con referencias boppers, pero en seguida siguió una pieza enérgica que respiraba blues por los cuatro costados con Eric Harland y Reuben Rogers marcando ritmos grooves reforzados por los fraseos característicos de Lloyd y las incorporaciones de la guitarra y del pedal steel guitar de Greg Leisz.


Tanto Lloyd como Frisell se reparten el protagonismo del concierto, ya sea en momentos más melódicos y pausados, como en otros de marcada intensidad. Las baladas de Lloyd siguen teniendo el acento coltraneano de siempre. Sus particulares fraseos al tenor surgen como son cascadas de lamentos respirando la historia viva de la música norteamericana. Bill Frisell dirige los temas hacia los cauces que más le gustan. Notas que parece que vuelan con sus punteos emocionantes. Junto a él, Greg Leisz acentúa las aportaciones de Frisell y se erige en protagonista con una interpretación de una pieza de corte oriental con sonido a sitar con guitarra y batería, creando un ambiente casi propicio para una meditación, que se enriquece aún más con la flauta travesera de Lloyd. Frisell se incorpora y el tema adquiere un tono progresivo psicodélico muy sugerente.


La guitarra de Frisell, con su sonido sutilmente country, junto al tenor de Lloyd crean un contraste tan entrañable en el anochecer del Jardín Botánico, que se multiplica el disfrute con esta música plácida y sentimental, que tuvo un momento especial con los acordes del clásico “La Llorona”, a cargo de Bill Frisell.


Ya en la recta final del concierto, el quinteto ofreció un tema más clásico, en el que Lloyd, fraseando, hizo referencia a varios standards y Bill Frisell apurando al máximo con la guitarra, mientras el bajo y la batería se mantienen al mismo nivel. La pieza terminó prácticamente con Eric Harland haciendo un solo intenso y enérgico.


El concierto fue una pura delicia, una demostración de buenas interpretaciones y llena técnica precisa a cargo de unos músicos prodigiosos. La tarde comenzó muy calurosa, pero, poco a poco, con la caída del sol fue haciéndose cada vez más agradable y placentera en compañía de una música que invitaba a la tranquilidad y la contemplación.

Texto: © Carlos Lara, 2018
Fotografías: © Enrique Farelo, 2018

jueves, 12 de julio de 2018

Mark Wingfield: Tales From The Dreaming City (Moonjune Records 2018)



Mark Wingfield vuelve tras el impactante Proof of Light (Moonjune Records 2015) y lo hace repitiendo con Asaf Sirkis y Yaron Stavi y aumentando el trío con el teclista belga Dominique Vantomme en el sintetizador.

Con estos parámetros parece evidente que la línea evolutiva va a continuar por los mismos derroteros estilísticos.

Estructura etérea y reverberante, paisajes cósmicos e inhóspitos y sonidos blandos como los pinceles de Salvador Dalí en sus Relojes Blandos. Música de difícil catalogación donde se cruzan un sinfín de formas entre las que podemos vivir rock progresivo, fusión, pinceladas étnicas, jazz-rock con elementos lisérgicos y psicodélicos sin perder el componente lírico y conceptual que parece abrazar con un sonido envolvente y lejano, tan lejano que se pierde en la inmensidad espacial.

De lo que no cabe duda es que estamos ante uno de los guitarristas más personales y creativos de los últimos tiempos, no obstante, no quiero olvidarme del también guitarrista Steve Hillage, un músico que a mi modo de ver abrió la puerta del futuro allá por los lejanos años 70 del pasado siglo. No menos cierto es que de forma consciente o inconsciente Mark Wingfield bebe de fuentes de prestigio e historia como son Pat Metheny, Allan Holdsworth o John Abercrombie e incluso en el “cósmico” Terje Rypdal y me atrevería incluso a señalar a Bill Frisell en su influyente trabajo Rambler (1985 ECM Records).

Mark Wingfield en cada nueva entrega de su obra nos ofrece un viaje donde la improvisación es un elemento muy a tener en cuenta y donde la inclusión del teclista Dominique Vantomme proporciona una riqueza de texturas que añaden colores y atmósferas a las composiciones.

Tales From The Dreaming City aporta nuevas formas y una línea continuista de principio a fin. Diez composiciones que encierran misterio y lugares secretos que están ahí para ser descubiertos con adicción y disfrute.

 © Enrique Farelo, 2018

Mark Wingfield: Tales From The Dreaming City

Músicos: Mark Wingfield (Guitarra eléctrica y sintetizada), Asaf Sirkis (Batería y canto konakol en “The Green-Faced Timekeepers”.) y Yaron Stavi (Bajo sin trastes) y Dominique Vantomme (Sintetizador solista en (“The Way To Hemingford Grey”, “Looking Back At The Amber Lit House”, “Ten Mile Bank”, “The Green-Faced Timekeepers”.)

Composiciones: “The Fifth Window”, “I Wonder How Many Miles I’ve Fallen”, “The Way To Hemingford Grey”, “Sunlight Cafe”, “Looking Back At The Amber Lit House”, “This Place Up Against The Sky”, “At A Small Hour Of The Night”, “A Wind Blows Down Turnpike Lane”, “Ten Mile Bank” y “The Green-Faced Timekeepers”.
Todas las composiciones de Mark Wingfield, excepto “At a small hour of the night” de Wingfield/Stavi/Sirkis.

Grabado en La Casa Murada estudios de Jesús Rovira, Banyeres del Penedés, Catalunya, España, el 19 y 20 de Febrero de 2016. Publicado en 2018 por Moonjune Records.


sábado, 7 de julio de 2018

An Evening with Pat Metheny (Noches del Botánico, Madrid. 2018-07-02) [Concierto]


Fecha: 2 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
“An Evening with Pat Metheny”
Pat Metheny: guitarra eléctrica, acústica, sintetizada, española y “Pikasso” de 42 cuerdas, sitar eléctrica.
Gwilym Simcock: piano y sintetizador.
Linda May Han Oh: contrabajo y bajo eléctrico.
Antonio Sánchez: batería.

  

Si hay un músico de jazz en la actualidad capaz de mover masas de público ese es Pat Metheny. Qué lejanos quedan aquellos años en los que el Palacio de los Deportes de Madrid vibraba con los grandes maestros de la historia del jazz que recalaban en la capital. Con el transcurrir del tiempo, el jazz ha ido reduciéndose a espacios cada vez más pequeños y la edad de los aficionados ha ido aumentando, hasta el punto que resulta muy raro ver a jóvenes en los conciertos de clubes.

Sin embargo, el caso de Pat Metheny es digno de estudio. El guitarrista de Missouri ha sabido mantenerse en la brecha a lo largo de su trayectoria musical, se ha rodeado siempre de músicos sobresalientes y sus composiciones están dotadas de un magnetismo especial que atrapa hasta las sensibilidades más duras.

Los asistentes a las `Noches del Botánico´ en la Complutense abandonaron el recinto con la agradable sensación del deber cumplido por no haber perdido la oportunidad de disfrutar en directo de una gran figura mundial, así como de haber asistido a un espectáculo total, en el que el principal protagonista no da tregua en su empeño por satisfacer al público.
  

Antes de entrar en el desarrollo del concierto, merece resaltarse un aspecto importante como es la generosidad ofrecida tanto por Metheny como por sus acompañantes. Un concierto de cerca de dos horas y media no es muy normal hoy en día y así supieron agradecerlo los aficionados, la mayoría incondicionales del guitarrista.

Como dos horas y media dan para mucho, pudimos asistir a un completo “resumen” de los clásicos de la carrera de este músico fundamental para la historia del jazz. Haciendo uso de su juego de guitarras habitual y sus sonidos personales, Metheny desgranó temas de sus múltiples grabaciones, desde piezas más líricas a otras más refinadas, hasta algunas que fueron puras improvisaciones.

Con la misma formación con la que actuó el año pasado en el Auditorio Nacional (Antonio Sánchez a la batería, Linda May Han Oh al contrabajo y Gwilym Simcock al piano), Pat Metheny inició en Madrid su recorrido por varias ciudades españolas. La misma formación, sí, pero desde luego el concierto sólo resultó similar en su comienzo con dos interpretaciones a solo con su famosa guitarra “Pikasso” de 42 cuerdas con formas y sonoridades muy diferentes. Fiel por tanto al protocolo con el que inicia habitualmente los conciertos, Metheny fue sacando de su baúl, como si de un mago se tratara, distintos temas con los que siempre sorprende: tanto en su arranque como en su desarrollo y final, nunca hay dos piezas iguales.
  

Un músico que tiene tantísimo repertorio y tan bueno, no esperó a comenzar con clásicos como “So May it Secretly Begin” y “Bright Size Life”, del legendario primer disco que grabara junto a Jaco Pastorius. Una pieza por la que no pasan los años y que en esta ocasión con la presencia del pianista británico Gwilym Simcock ganó en consistencia y colorido, con una intensidad en la que no fueron ajenos durante todo el concierto sus otros dos acompañantes, el mejicano Antonio Sánchez y la contrabajista de Malasia, Linda May Han Oh, una de las últimas joyas del jazz internacional. Los tres tuvieron carta blanca para aportar su creatividad en muchos momentos.

Interpretaciones a solo de Gwilym Simcock, del propio Pat Metheny en bellas baladas e intercambios tanto a dúo como a trío de contrabajo, guitarra eléctrica y batería, fueron llenando de contenido los minutos de un concierto, que avanzaba con apenas algunos problemas de sonido al principio, lo que hacía que el concierto resultara un tanto frío.

  
Contratiempo que se evaporó en cuanto Pat comenzó a utilizar su poderosa guitarra sintetizada. Entonces, la noche se fue tiñendo de sonidos sugerentes y muy emocionantes gracias a piezas ya clásicas como “Question and Answer”, “James” o “Phase Dance. Por supuesto, tampoco faltaron temas evocadores entresacados de la época de su disco Beyond the Missouri Sky.

Conforme transcurría la noche, el concierto fue adquiriendo voltaje, pareciendo que se encaminaba a su recta final. Fue entonces cuando Pat encadenó sendas interpretaciones a dúo con sus músicos, que dieron muestra una vez más de la capacidad de improvisación de este músico que, aunque es consciente de ser el gran protagonista, permite que los acompañantes se luzcan. Así lo hizo primero con Linda May Han Oh, que demostró claramente ser una gran contrabajista; a continuación con Gwilym Simcock y para terminar de forma impresionante con Antonio Sánchez, que combina a la perfección la fortaleza y equilibrios necesarios para no sobrepasar los límites que le pueden hacer traspasar la barrera hacia territorios más rockeros.
  

Con un público entusiasmado llegaron los bises. Para comenzar con una interpretación a guitarra completamente improvisada de Pat Metheny en la que se podían intuir fragmentos de piezas como “Last Train Home” o “This is not America”. La culminación fueron dos auténticos emblemas de la carrera del Pat Metheny Group como “Song for Bilbao” interpretado como si no hubieran pasado dos horas y media, y el archiconocido “Are You Going With Me!”, que formaba parte del mítico disco Offramp.

Sin riesgo a equivocación hay que reconocer que los conciertos de Pat Metheny tienen una magia especial. La fórmula por la cual lo consigue sigue atrayendo a las masas. Por eso son mágicos.

Texto: © Carlos Lara, 2018
Fotografías: © Enrique Farelo, 2018

miércoles, 4 de julio de 2018

Baldo Martínez: Cuarteto Europa (Karonte records 2017) [Grabación]



Europa, la vieja Europa continente del mundo; la bella Europa que enamoró a Zeus; la Europa satélite de Júpiter que quizás albergue vida. Europa es el motivo para crear el Cuarteto Europa.

Cuatro luminarias lo conforman desde la perspectiva vanguardista y poética tan arraigada en el sello alemán ECM, no en vano Dominique Pifarély es el violinista francés de uno de los máximos exponentes de dicho sello como es Louis Sclavis. El alicantino Ramón López es un asiduo del jazz libre y ha participado en multitud de proyectos, quizás el más recordado sea TriEZ junto al propio Baldo Martínez y Agustí Fernández. El reputado trombonista suizo Samuel Blaser completa el cuarteto.

Baldo Martínez vuelve aquí a demostrar todas sus dotes de compositor e intérprete de su faceta más propia e interiorizada.

Música de libre expresión en forma y fondo, pausada y bien temperada desde el equilibrio instrumental que busca y alcanza la belleza sin provocación, con naturalidad y sin esfuerzo aparente con Baldo Martínez dirigiendo el timón desde el fondo del cuarteto para hacer brillar en sus interactuaciones a Dominique Pifarély y Samuel Blaser, y situando a Ramón López como preciso metrónomo.

Profundo juego de silencios e introspecciones y claro-oscuro sonido cool. Jazz de cámara, música contemporánea, música difícil de escucha fácil y adictiva, de rincones inexplorados y mensajes ocultos. De mil impresiones diferentes donde este cuarteto Europa parece encontrarse así mismo para reinventarse con cada nueva escucha.

Nueve capítulos de un libro sonoro sin principio ni fin establecidos, donde el escuchante diseña su propio guion para ordenar los capítulos según conveniencia o gusto. Siempre diferente el principio y el final, el Cuarteto Europa te ofrece la posibilidad para jugar a los dados.

 © Enrique Farelo, 2018

Baldo Martínez: Cuarteto Europa (Karonte Records 2017)

Composiciones: “Isla de Piedra”, “La Travesía”, “Vuelta de Tuerca”, “Sombra”, “Viaje Ons”, “Tiempo Perdido”, “Contemplando”, “Puente del Estrecho” y “Locura Otoñal”.
Todas las composiciones de Baldo Martínez excepto “Contemplando” de Ramón López.

Músicos: Baldo Martínez (contrabajo), Dominique Pifarély (Violín), Samuel Blaser (Trombón) y Ramón López (Batería)

Financiado por un proyecto de Crowfunding en Verkami. Grabado el 4 diciembre de 2017 en Infinity estudios (Madrid)