Fecha: 2 de julio de 2018
Lugar: Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad
Complutense de Madrid
Grupo:
“An Evening
with Pat Metheny”
Pat Metheny: guitarra eléctrica, acústica, sintetizada,
española y “Pikasso” de 42 cuerdas, sitar eléctrica.
Gwilym Simcock: piano y sintetizador.
Linda May Han Oh: contrabajo y bajo eléctrico.
Antonio Sánchez: batería.
Si hay un músico de jazz en la actualidad capaz de mover
masas de público ese es Pat Metheny. Qué lejanos quedan aquellos años en los
que el Palacio de los Deportes de Madrid vibraba con los grandes maestros de la
historia del jazz que recalaban en la capital. Con el transcurrir del tiempo,
el jazz ha ido reduciéndose a espacios cada vez más pequeños y la edad de los
aficionados ha ido aumentando, hasta el punto que resulta muy raro ver a
jóvenes en los conciertos de clubes.
Sin embargo, el caso de Pat Metheny es digno de estudio. El
guitarrista de Missouri ha sabido mantenerse en la brecha a lo largo de su
trayectoria musical, se ha rodeado siempre de músicos sobresalientes y sus
composiciones están dotadas de un magnetismo especial que atrapa hasta las
sensibilidades más duras.
Los asistentes a las `Noches del Botánico´ en la Complutense
abandonaron el recinto con la agradable sensación del deber cumplido por no
haber perdido la oportunidad de disfrutar en directo de una gran figura
mundial, así como de haber asistido a un espectáculo total, en el que el
principal protagonista no da tregua en su empeño por satisfacer al público.
Antes de entrar en el desarrollo del concierto, merece
resaltarse un aspecto importante como es la generosidad ofrecida tanto por
Metheny como por sus acompañantes. Un concierto de cerca de dos horas y media
no es muy normal hoy en día y así supieron agradecerlo los aficionados, la
mayoría incondicionales del guitarrista.
Como dos horas y media dan para mucho, pudimos asistir a un
completo “resumen” de los clásicos de la carrera de este músico fundamental
para la historia del jazz. Haciendo uso de su juego de guitarras habitual y sus
sonidos personales, Metheny desgranó temas de sus múltiples grabaciones, desde
piezas más líricas a otras más refinadas, hasta algunas que fueron puras
improvisaciones.
Con la misma formación con la que actuó el año pasado en el
Auditorio Nacional (Antonio Sánchez a la batería, Linda May Han Oh al
contrabajo y Gwilym Simcock al piano), Pat Metheny inició en Madrid su
recorrido por varias ciudades españolas. La misma formación, sí, pero desde
luego el concierto sólo resultó similar en su comienzo con dos interpretaciones
a solo con su famosa guitarra “Pikasso” de 42 cuerdas con formas y sonoridades
muy diferentes. Fiel por tanto al protocolo con el que inicia habitualmente los
conciertos, Metheny fue sacando de su baúl, como si de un mago se tratara,
distintos temas con los que siempre sorprende: tanto en su arranque como en su
desarrollo y final, nunca hay dos piezas iguales.
Un músico que tiene tantísimo repertorio y tan bueno, no
esperó a comenzar con clásicos como “So May it Secretly Begin” y “Bright Size
Life”, del legendario primer disco que grabara junto a Jaco Pastorius. Una
pieza por la que no pasan los años y que en esta ocasión con la presencia del
pianista británico Gwilym Simcock ganó en consistencia y colorido, con una
intensidad en la que no fueron ajenos durante todo el concierto sus otros dos
acompañantes, el mejicano Antonio Sánchez y la contrabajista de Malasia, Linda
May Han Oh, una de las últimas joyas del jazz internacional. Los tres tuvieron
carta blanca para aportar su creatividad en muchos momentos.
Interpretaciones a solo de Gwilym Simcock, del propio Pat
Metheny en bellas baladas e intercambios tanto a dúo como a trío de contrabajo,
guitarra eléctrica y batería, fueron llenando de contenido los minutos de un
concierto, que avanzaba con apenas algunos problemas de sonido al principio, lo
que hacía que el concierto resultara un tanto frío.
Contratiempo que se evaporó en cuanto Pat comenzó a utilizar
su poderosa guitarra sintetizada. Entonces, la noche se fue tiñendo de sonidos
sugerentes y muy emocionantes gracias a piezas ya clásicas como “Question and
Answer”, “James” o “Phase Dance. Por supuesto, tampoco faltaron temas
evocadores entresacados de la época de su disco Beyond the Missouri Sky.
Conforme transcurría la noche, el concierto fue adquiriendo
voltaje, pareciendo que se encaminaba a su recta final. Fue entonces cuando Pat
encadenó sendas interpretaciones a dúo con sus músicos, que dieron muestra una
vez más de la capacidad de improvisación de este músico que, aunque es
consciente de ser el gran protagonista, permite que los acompañantes se luzcan.
Así lo hizo primero con Linda May Han Oh, que demostró claramente ser una gran
contrabajista; a continuación con Gwilym Simcock y para terminar de forma
impresionante con Antonio Sánchez, que combina a la perfección la fortaleza y
equilibrios necesarios para no sobrepasar los límites que le pueden hacer
traspasar la barrera hacia territorios más rockeros.
Con un público entusiasmado llegaron los bises. Para
comenzar con una interpretación a guitarra completamente improvisada de Pat
Metheny en la que se podían intuir fragmentos de piezas como “Last Train Home”
o “This is not America”. La culminación fueron dos auténticos emblemas de la
carrera del Pat Metheny Group como “Song for Bilbao” interpretado como si no
hubieran pasado dos horas y media, y el archiconocido “Are You Going With Me!”,
que formaba parte del mítico disco Offramp.
Sin riesgo a equivocación hay que reconocer que los
conciertos de Pat Metheny tienen una magia especial. La fórmula por la cual lo
consigue sigue atrayendo a las masas. Por eso son mágicos.
Texto: © Carlos
Lara, 2018
Fotografías: ©
Enrique Farelo, 2018
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