Fecha: Lunes, 26 de noviembre de 2022
Lugar:
Café Berlín (Madrid)
Grupo:
Kenny
Garrett Quintet
Kenny
Garrett: saxo alto y teclados
Vernell
Brown: piano
Corcoran
Holt: contrabajo
Marcus
Baylor: batería
Rudy
Bird: congas y percusiones
Hay
pocos saxofonistas altos que le puedan hacer sombra a Kenny Garrett en cuanto a
su despliegue de energía. Con un estilo impregnado de leyendas, entre ellas
Charlie Parker, Sonny Rollins y John Coltrane, el músico de Michigan lleva un
tiempo tomándose muy en serio que quiere darlo todo en los escenarios como si
esto fuera una competición de a ver quién demuestra los mejores alardes
técnicos.
Es cierto que la fuerza que consume en sus conciertos, sus aceleraciones y el uso de una técnica impecable le han convertido en una apuesta ganadora entre los programadores. Pero, también lo es que acusa un evidente estancamiento en el camino que en estos años ha emprendido. No se entiende que alguien con tantos recursos y sabiduría jazzística los malgaste en propuestas que no aportan nada nuevo.
Como
autor de dos obras maestras como Trilogy
(1995) y Pursuance: The Music of John
Coltrane (1996) causa un poco de rubor que Kenny Garrett se haya convertido
en un músico del que no se pueda esperar nada mejor.
Su
concierto en el Café Berlín fue un calco del que pudimos ver en el mes de
noviembre pasado en el Teatro Pavón. Misma formación y similares temas
contenidos en Sounds from the Ancestors,
su último disco hasta el momento, con una variedad de estilos musicales africanos
o latinos, en torno a ritmos funky, soul o rap. Un recurso este de la vuelta a las raíces que ya empieza a ser
un poco excesivo.
Entre
tanto colorido rítmico, la cosa se transformó y también apareció el gran
improvisador que es Garrett. Como poseído por los espíritus de Charlie Parker y
Sonny Rollins interpretó un tema que comenzó a cuarteto con el batería, Marcus
Baylor, Vernell Brown al piano y el contrabajista, Corcoran Holt. Y ahí sí que
estaba el gran Kenny Garrett. Después en terceto con contrabajo y batería, para
terminar en un solo de quince minutos sencillamente magistral. Pero, para
entonces ya había transcurrido una hora de concierto. En la recta final, más
piezas muy dulcificadas, con apoyo de las congas y los fraseos percusivos de
Vernell Brown al piano, transcurrió la hora y media de concierto.
Como
ya sucedió en su anterior estancia en Madrid, llegó el fin de fiesta con los
asistentes entusiasmados aplaudiendo y bailando de pie, disfrutando de algo que
ya no tenía nada que ver con el jazz. Tiene 61 años, todavía le queda tiempo
para volver a coger el timón de su carrera que parece bastante extraviada y
desaprovechada.
Texto: © Carlos Lara, 2022
Fotografías: © Enrique Farelo, 2022
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