Fecha: 18 de junio de 2022
Lugar:
Real Jardín Botánico Alfonso XIII. Universidad Complutense de Madrid
Grupo:
“Side-Eye
at Metheny”
Pat
Metheny: guitarra eléctrica, acústica, sintetizada, española y Pikasso de 42 cuerdas.
Chris
Fishman: órgano Hammond, piano
eléctrico, piano y sintetizador moog.
Joe
Dyson: batería e instrumentos de percusión procesados eléctricamente.
La oportunidad de la que disfrutó al lado del vibrafonista de Indiana, la ofrece él mismo ahora a músicos como James Francies (teclados) y Marcus Gilmore (batería), como integrantes del disco Side-Eye NYC y que, para la gira y actuación en Madrid, siguió contando con otros dos jóvenes valores como Chris Fishman y Joe Dyson, que los sustituyeron.
Cuando Pat sigue siendo Metheny; cuando Pat Metheny se sigue reinventado, revisando y rememorando a sí mismo en una retrospectiva que va desde los inicios hasta el presente; cuando su fuente vital de energía positiva no parece tener fin emanando ideas constantemente para una música que se puede calificar de incalificable, eso es Side–Eye.
Es líder indiscutible, es el sol invictus de su trío que funciona como una pequeña orquesta donde cada elemento genera multitud de sonidos.
Chris Fishman desde su “atalaya” es fuente y caudal que parte de su órgano Hammond, de su piano eléctrico, piano o sintetizador moog, siempre fiel acolito de su director para encajar a la perfección y recordar a Chick Corea o Lyle Mays; no menos es Joe Dyson, un batería elegante, fino y sutil capaz de revertir la situación, si el guion así lo requiere.
Y multifuncional ya que su batería procesaba eléctricamente una multitud ingente de instrumentos que funcionaban según requerimiento, tales como un vibráfono y otros de percusión.
Su
actuación acorde a lo que el concierto requería y con influencias que van desde
Danny Gottlieb, Lenny White o incluso Alphonse Mouzon.
La
perfección es una condición sine qua non
sin la que no se podría entender la música de Pat Metheny, como tampoco
podría hacerse olvidándose de sus múltiples estilos que convergen y la
componen; desde el jazz-rock hasta el
free-jazz, pasando por el bebop, (“Timeline”) el blues o los sonidos disonantes propios
de la libre improvisación e incluso la new
age o el ambient.
Fueron
140 minutos de disfrute que se antojaron cortos y, es que los conciertos de Pat
Metheny no se despiden con un adiós, sino con un: “Bienvenidos al show que
nunca termina”
Texto y fotografías: © Enrique Farelo, 2022
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