Por Carlos Lara y Enrique Farelo.
JazzMadrid19 – Festival Internacional de Jazz de Madrid.
Fecha: 12 de noviembre de 2019.
Lugar: Sala Clamores (Madrid)
Grupo:
Wallace
Roney
Wallace
Roney (trompeta)
Emilio Modeste (saxo tenor y soprano)
Oscar Williams II
(piano)
Paul Cuffari
(contrabajo)
Malick Koly (batería)
Wallace Roney está reconocido como el discípulo de Miles
Davis más aplicado y quien mejor ha sabido mantener su legado. Con una
trayectoria impresionante, en su haber tiene 22 discos como líder, este trompetista
de 59 años de Filadelfia dejó con la boca abierta a los aficionados que
llenaron hasta la bandera la Sala Clamores. Su lenguaje musical entronca
directamente con la tradición, y siempre mantiene un logrado equilibrio entre
frescura espontánea y solidez más estudiada.
Para su gira europea se ha rodeado de jóvenes improvisadores
como el saxofonista Emilio Modeste, el pianista Oscar Williams II, el
contrabajista Paul Cuffari y el batería Malick Koly. Todos ellos, además de
derrochar mucho talento, demostraron que tienen muy bien aprendidos a los
clásicos de los 60 y 70. Como hiciera el gran batería Art Blakey con sus
Messengers, Wallace Roney sabe dar oportunidades a los nuevos valores del jazz
norteamericano, a los que insta a que consigan su propia forma de tocar, una
vez han asimilado en los conservatorios la historia de esta música.
Sus actuaciones inevitablemente tienen mucho de la puesta en
escena de los quintetos clásicos de Miles. La potencia de los metales enseguida
se hace presente con una sección rítmica que en ningún momento se queda atrás.
Roney acomete su primer solo con diáfanos fraseos, que dan paso a la
intervención de Emilio Modeste al tenor en un tempo más bajo con la rítmica
creando un colchón del que es difícil escapar.
Oscar Williams se encarga de dar entrada a la siguiente
pieza en una impecable balada a trío con saxo y trompeta. Las intervenciones
del saxofonista desprenden un aroma coltraniano. Por su parte, el batería,
Malick Koly hace perfectamente su trabajo marcando los tiempos, mientras los
solos de Roney eran impecables, siempre directos a la diana.
Uno de los momentos más destacados lo protagonizó la
interpretación de la balada “Why Should There Be Stars”, con inicio de solo de
piano y una actuación de Roney fantástica. Como también lo estuvieron el saxo y
el piano.
El trío de rítmica demostró su gran compenetración y la
experiencia que a su edad ya atesoran estos músicos. El contrabajista Paul
Cuffari imprimió la fuerza justa al conjunto haciendo siempre gala de su
protagonismo y control de las situaciones.
El grupo demostró toda su intensidad cuando era necesario,
con unas las superposiciones muy emotivas. A pesar de la previsibilidad de la
música, esta es capaz de crear un ambiente de clara complicidad con el público.
Las composiciones están ejecutadas con una precisión milimétrica en base a una
arquitectura sonora arraigada en la tradición, pero que sonó perfectamente
moderna. El buen jazz nunca pasa de moda y trompetistas como Wallace Roney
están ahí para ratificarlo.
Texto: © Carlos Lara, 2019
Fotografías: © Enrique Farelo, 2019
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