martes, 11 de abril de 2017

ATOMIC VI Festival Complutense de Jazz "Complujazz"

ATOMIC
VI Festival Complutense de Jazz "Complujazz"

Fecha: 9 de julio de 2009.
Lugar: Jardín Botánico de la UCM (Madrid).
Componentes:
Frederick Ljungkvist: saxo tenor y clarinete.
Magnus Broo: trompeta.
Havard Wiik: piano.
Ingebrigt Haker Flaten: contrabajo.
Paal Nilssen-Love: batería.
Comentario:
 
 El mismo quinteto, el mismo lugar (distinto escenario), la misma instrumentación y, sin embargo, diferente concierto.
 
La moraleja que de ello extraemos es que el espacio y el tiempo modifican a las personas y a los hechos e, incluso, a aquello que argumenta la psicología de la influencia del medio; sea como fuere lo cierto es que los Atómicos esta noche no perdieron un ápice de su carácter, pero no fueron el huracán sónico de su anterior visita a Madrid en marzo de 2006 en el emblemático San Juan Evangelista.
  
El concierto transitó por la fuerza del quinteto y la energía inteligente que transmitió al público siendo capaz de expandirla a todos los espacios abiertos del jardín botánico.
Su solidez no deja a nadie indiferente, sus solos son demoledores, desgarradores, a veces suenan sucios y duros pero, como digo, para la ocasión vistieron galas de una mayor formalidad estructural y cerebral valiéndose del bop, la libre improvisación o la clásica contemporánea hasta completar el ciclo y llegar al free.
  
 En ocasiones el grupo se transformó en dúo, trío, cuarteto y obviamente en quinteto; Ingebrigt Haker Flaten y Frederick Ljungkvist o este último con Magnus Broo protagonizaron sendos dúos, a trío Ljungkvist-Flaten-Nilssen-Love y a cuarteto con la variación de Magnus Broo en lugar de Frederick Ljungkvist o viceversa.
 
El rol desempeñado por la pareja de Ljungkvist-Broo ocupó el lugar de cerebro, mientras el bajista Ingebrigt Haker Flaten representó el corazón con las palpitantes intervenciones de su agresivo pizzicato, dejando las extremidades para el percusivo piano de Havard Wiik y el paso firme y decidido para la batería de Paal Nilssen-Love.
  
Cual montaña rusa de picos máximos y mínimos la música subió y bajó con velocidad vertiginosa, se entrecortó, se paró, jugó con los silencios y lanzó un aluvión de notas que salieron de la trompeta de Magnus Broo para de las nocturnas nubes regresar, puso a prueba los pulmones del saxo tenor de Frederick Ljungkvist, produjo tormentas con la batería de Paal Nilssen-Love o el bajo de Ingebrigt Haker Flaten y dejó caer la lluvia con el piano de Havard Wiik en el merecido y aclamado bis con el que el quinteto nórdico selló y rubricó otra demostración de vigor e inteligencia.
  
Texto © 2009  Enrique Farelo
               Fotos © 2009 Sergio Cabanillas      

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