Festival Internacional de Jazz de Madrid
Fecha: viernes, 18 de noviembre de 2016
Lugar: Auditorio del Centro Cultural Conde Duque (Madrid).
Formación:
Michal Wróblewski Trio
Michał Wróblewski: piano
Michał Kapczuk: Contrabajo
Sebastian Kuchczyoski: Batería.
Michal-Wroblewski
Su último trabajo data del año 2014 y lleva por título City
Album; igualmente ha grabado con su cuarteto con una orquesta sinfónica en un
disco cuyo título es Jazz y Orquesta, además de formar parte del grupo del
trompetista americano Terence Blanchard y de ser uno de los pianistas
emergentes y de mayor futuro en Polonia.
El poder de juzgar lo que no se conoce de antemano es
prejuzgar y es en el error que no quisiera incurrir: el hablar de un pianista
emergente (pero desconocido para mí) como es el caso que nos ocupa, no es la
mejor medicina para abordar lo que pude presenciar en vivo. Es posible que
Michal Wróblewski Trio suene en disco distinto a como lo hizo en Madrid, pero
lo cierto es que a mí me sonó muy americano y muy swingueante y menos delicado
según referencias cogidas de aquí y allá. Piezas como “Chopin Street” (Frédéric
Chopin) perteneciente a su álbum City Album sí que conservan y ofrecen esa
parte pianística fina y “femenina”, al estilo del maestro Bill Evans. Por contra
composiciones como “Joyride” ha sonado a una forma de ver el jazz más bien
virado hacia su cuna, al blues y al hard bop de los años 60 y 70 y lo han hecho
con un frenesí muy notable, algo que volvió a suceder en “Warsaw Blues” donde
la melodía y la armonía se fundieron en una pasión sin freno y donde Michał
Wróblewski casi hizo saltar las teclas por los aires. No menos energética y
swingueante fue “Subway” que poseída por un ritmo frenético y una velocidad
superlativa encandiló al numeroso público que aplaudió y vitoreó sin desmayo.
Sinceramente pienso que esta manera de tocar se debió
fundamentalmente a la presencia, y muy acusada, del brillante batería Sebastian
Kuchczyoski, el cual tuvo por norma recorrer con inusitada velocidad todos los
parches y platillos golpeándolos sin piedad con soltura y maestría con el firme
propósito de mantener acaloradas conversaciones con el piano de Michał
Wróblewski ante la mirada atenta y ensambladora de un imprescindible Michał
Kapczuk al contrabajo.
Michal Wróblewski y su trío se entregaron sin reservas
haciendo de su música un arte reconocible y sincero donde tienen cabida el
swing y el feeling por encima de la reflexión y el intelecto pero sin carecer
de la masa gris necesaria ni olvidar el componente poético.
Ah por cierto, no quisiera dejarme en el tintero una curiosa
coincidencia que la vida nos regala. Michal Wróblewski, el pianista que nos
ocupa, tiene su homónimo en la República Checa y es saxofonista y clarinetista.
Dos Michal Wróblewski que se dedican al jazz y de diferente nacionalidad pero
igual nombre. ¿Quién da más?
Texto y Fotografías: © Enrique Farelo, 2016
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