domingo, 26 de febrero de 2017

..: ENRIQUE FARELO: EL VIAJE INICIATICO DEL ALQUIMISTA (AVUI JAZZ 2005)

    El Rock, el Jazz, el Jazz-Rock y la Fusión para las nuevas generaciones.
Lo que el Jazz toma del Rock, lo toma del jazz, pues el Rock debe su existencia al Jazz.
Este viaje comienza hace muchos, muchos años, tantos que parece que fue ayer. Corrían los años ‘60, cuando mi tierno cerebro comienza a tomar conciencia por la música, que con el trascurrir del tiempo se convertiría en afición de melómano. En aquel tiempo mis audiciones se limitaban a lo que una emisora de AM emitía a través de la radio de lámparas, tan extendida en la época. Así fui tomando gusto por lo que allí sonaba: Nino Bravo, Brincos, Bravos, Pekenikes, Miguel Ríos, Karina (“la novia de todos”) o “la chica yeyé” que no era otra que Conchita Velasco y un largo etc.
Quizás antes de todo esto y, de forma inconsciente rondara mi mente el gusto por Nat King Cole, Luis Mariano, Gloria Laso o Antonio Machín; por los boleros y el chachachá, al que tanta afición tenían mis progenitores en tiempos ya lejanos. Pero fue en la década de los ‘70 cuando con la aparición en mi vida de las emisoras de FM, y sobre todo de mi primer tocadiscos (el famoso Bettor), y junto él, los vinilos de E.L.O. (“A New World Record”), Eagles (“Hotel California”), Emerson, Lake & Palmer (“Trilogy”), supuso un cambio de actitud con respecto al rock progresivo-sinfónico), y con especial mención a un grupo cuya portada era una cajetilla de tabaco de la marca Camel (nombre de la banda), compuesto por dos discos que según rezaba en el encarte suponían su 1º y 2º trabajos; datos que no se correspondían con la realidad , pues eran el 2º y 3º, “Mirage” y “The Snow Goose”.
Era el tiempo en que a los “enteraos” se le llamaba “enrollaos”; hablaban de Música y de músicos, siempre descubriendo este o aquel grupo, ¡Qué distinta filosofía a la que se práctica en la actualidad, en la que sólo importa el “triunfo y el dinero”!. Después vino la desaparición del progresivo y con él, un vacío que necesitaba llenar; entonces mi mirada se centró en el sello Stop/Jazz (CFE) que no era otra que la distribución de los discos de la casa alemana MPS (Joachim E. Berendt). En dicho sello pude disfrutar de enormes vinilos como “New World” (Didier Lockwood), “Helen 12 Trees” (Charlie Mariano), ambos de jazz-rock, y otros de corte más clásico, de be-bop como “Another Day” (Oscar Peterson), “Suite For Trio” (Martial Solal), “A Day en Copenhagen” (Dexter Gordon), “Sunday Walk” (Jean Luc Ponty), “Trying to Make Heaven my Home” (Bily Harper), “Live at the Berlin Jazz Days 1980” (Lee Konitz & Martial Solal), “Tour Keys” (Solal, Konitz, Scofield, Orsted-Pedersen), “Momentum” (Jimmy Raney) y por último “Chasin’ the Bird” (Supersax) y “Sax No End” (Clarke-Boland Big Band), además de alguno que seguro me dejo en el tintero. Por si eso fuera poco, además venían traducidos al castellano y con una ficha coleccionable en el interior con información de otros discos del artista y datos sobre el propio vinilo.
Tampoco puedo evitar mencionar discos como los del sello Black Lion con maravillas como “Meets the Rhythm Section” de Stephane Grappelli, “The Giants”, (Grappelli & Earl Hines), “Anthropology” (Don Byas), “Hawk in Germany” (Coleman Hawkins & Bud Powel) ó “Silent Tongues” (Cecil Taylor), entre otros. Igualmente llamaron mi atención otros sellos como el mítico Pablo (en honor a Pablo Picasso), con discos como “The Trumpet Summit meets the Oscar Peterson Big Four” de Dizzy Gillespie, Freddie Hubbard, Clark Terry, Oscar Petreson, Ray Brown, Joe Pass y Bobby Durham; “Tivoli Gardens, Copenhagen, Denmark” (Grappelli, Joe Pass y N.H.O.P.) o Impulse , que me permitió conocer joyas como “Mysteries”, “Byablue”, “Forth Yawuh”, ó “Death and the Flower”, todos ellos de Keith Jarrett. Mención aparte merece el magnífico disco de Paul Gonzalves, “Cleopatra - Feelin’ Jazzy”, quizás no muy conocido, pero lleno de sentimiento profundo.
En paralelo con estas referencias, circularon por mis oídos grupos como Soft Machine, al que no supe entender en su día, demasiado complejo y cerebral, y solistas como Kevin Ayers. Los primeros tomaron su nombre de una novela de William Burroughs del mismo título con claras connotaciones sexuales (Máquina suave). El grupo se formó a finales de los 60, con el “lunático” Daevid Allen (años más tarde formaría Gong), Mike Ratledge y Robert Wyatt, quien dejaría el grupo en 1971 (dos años más tarde sufrió un accidente en Ibiza, al caer desde el balcón que le impidió de cintura para abajo) y posteriormente lideró Matching Mole, publicando dos discos: “Matching Mole” y “Little Red Record”; depués publicó “Rock Bottom”en el ‘74, álbum que pasa por ser uno de los trabajos claves de la década. La música en los primeros discos de Soft Machine, “Jet-Propelled Photographs” (disco del ‘67 que sirvió de introducción y editado en el 2003 por Charly records) “Volume One” y “Volume Two” se desarrolló por los caminos de la psicodelia propia de aquellos años, pero es a partir de su “Third” cuando comienzan su andadura por el jazz, incluyendo en su formación a músicos como Hugh Hooper o Elton Dean entre otros. Del tercero hasta el séptimo sin desperdicio, sin olvidar su época jazz-rock con la trilogía formada por “Bundles”, “Softs” y “Alive and Well: Recorded en París”.
Sin salir de Inglaterra nos encontramos con la banda que ha sido la influencia germinal de todos los grupos de jazz-rock no sólo de Europa sino del mundo entero, según la enciclopedia de L. Feather: el grupo Nucleus, liderado por el trompetista Ian Carr. Su carrera se desarrolló desde su debú “Elastic Rock” del ‘70 hasta 1980 con “Awakening”, destacando en especial el nombrado “Elastic Rock”, “We’ll Talk about it later”, “Solar Plexus” y “Belladonna”. Nucleus fue también fábrica constante de excelentes músicos entre los que podemos nombrar a los siguientes: Allan Holdsworth, Roy Babbington, Brian Smith, Dave MacRae, Kart Jenkins, John Marshall, Chris Spedding o Jeff Clyne; algunos de ellos sirvieron de constante intercambio con su banda hermana Soft Machine. Para la revista Melody Maker fue el mejor grupo británico de jazz-rock durante varios años. Corriere Della Sera (Milán) les señaló en su día como “laboratorio y diccionario de jazz eléctrico europeo” ó citando a Down Beat: “Ian Carr, un director de grupo europeo de la más alta estatura”.
Seguimos el viaje y esta ocasión no podemos perder de vista y mucho menos de oído a un grupo alemán llamado Embryo, del que tuve conocimiento al ser publicado en España su disco “We Keep On”, (“el del huevo”), con un tal Charlie Mariano a los saxos. El grupo fue nació con Christian Burchar (batería, percusión) y Edgar Hofmann (violín, saxo, percusión); fueron y son miembros importantes de la banda: Roman Bunka (guitarra, saz, bajo...) y Uwe Mullrich (bajo), entre otros. Fueron tristemente conocidos en España tras ser invitados por instituto Goethe a una gira por Marruecos, Portugal, Túnez y nuestro país, que suponía la presentación de su último trabajo “Embryo’s Rache” (1971) donde se incluía un tema titulado” España sí, Franco no”, por lo que fueron censurados. Sin embargo, otros sí sabían apreciar su música y así lo expresaron: “Ese grupo alemán tan hippie, donde Mal Waldron solía tocar; están haciendo cosas interesantes. ¿Sabes tío? Buenos músicos, creativos, que simplemente tocan buena mierda” Miles Davis, Barcelona 1975. Para terminar con esta formación, sólo comentaré que siempre me parecieron y me parecen una de las grandes bandas de fusión étnica, jazz y rock que han existido y existen, pues siguen en activo.
Pero ya que hablamos de Miles, es impensable argumentar nada sobre la fusión si no señalamos que él fue el verdadero creador de este estilo con un disco “In a Silence Way” (1969) y, sobre todo, como piedra angular su obra “Bitches Brew” (1969). Este trabajo sirvió como punto de partida para creación de grandes combos de la fusión en EEUU; “Weather Report” (Joe Zawinul-Wayne Shorter), “I sing the Body Electric” (’71), “Sweetnighter” (’73), “Tales Spinnin’” (’75), “Mysterious Traveller” (’74) y “Black Market” (‘76) no tienen desperdicio. Destacando igualmente Return to Forever (Chick Corea), cuyos discos “Return to Forever” (‘72), “Where have I Known you Before” (’74), Romantic Warrior (’76), han conseguido hacerse un hueco en la historia del jazz-rock. La Mahavishnu Orchestra de John McLaughlin es igualmente representativa, con obras esenciales como “The Inner Mouting Flame” (‘71), “Birds of Fire” (‘72) en el que se incluye el mejor solo de batería que jamás he escuchado en el tema “One Word” a cargo de Billy Cobham; “Between Nothingness & Eternity” en directo (‘73) o el “Apocalypse” (‘74) con la London Symphony Orchestra dirigida por Michael Tilson Thomas.
Quizás menos conocidos por su faceta dentro del jazz-rock sean “Chicago Transit Authority” y su hermano “Blood, Sweat & Tears”, pequeñas orquestas de rock arropadas por instrumentos de viento en clave jazzistica. Imposible me parece omitir a un genio como Franz Zappa con discos como “Waka / Jawaka” (1972) y Grand Wazoo (1972). Interpretado por Pierre Boulez, tocó todos los palos en vida: contemporánea, jazz, blues, rock, siempre con grandes dosis de humor ácido. Destacables igualmente en la actualidad, Medeski, Martin y Wood; y los muy poco conocidos Wingnut (con un más que interesante álbum, Color de 2000) de la escena de neoyorkina.
El siguiente paso en el largo peregrinaje de mi afición musical se produce a finales de los 70; en un viaje de regreso a Madrid en tren, donde pude conocer a un compañero de mi padre, el cual me introdujo en el desconocido para mí sello ECM de Manfred Eicher. En dicho tránsito fuimos degustando la música de un tal Jan Garbarek (“Photo with...” del ‘79) del que ya no tuve más noticias hasta la publicación en España del vinilo, el cual compré sin saber si era ó no el mismo disco solo basándome en la intuición y acertando de pleno. Y en el mismo ECM, otro de los artistas que más me fascinan y del que no puedo dejar de hablar es el noruego Terje Rypdal con un buen puñado de CD’s de interés entre los que destaco los siguientes: “Odyssey” (‘75) del que en un principio pensé que se refería a algún grupo progresivo alemán, cuando en realidad era uno de sus mejores discos sino el mejor. El vinilo en formato doble incluía un tema fantástico no aparecido en CD titulado “Rolling Stone” (23 minutos y 48 segundos de duración); dicho tema se puede encontrar como single, aunque no aparecido en nuestro país. También cabe destacar en su discografía “The Singles Collection” (‘89), “Blue” (‘86), “Descendre” (‘79), “Waves” (‘77), “What Comes After” (‘73) y dos joyas grabadas conjuntamente con Jack DeJohnette y Miroslav Vitous en el ‘78 y el ‘81: “Rypdal, Vitous, DeJohnette” y “To be Continued”.
Por aquellos años ‘80 también descubrí a grupos como los ingleses Azimuth (no confundir con los brasileños del mismo nombre), formado por John Taylor (piano, órgano), Norma Winstone (voz) y el canadiense Kenny Wheeler, (trompeta). Destacan sus obras “Azimuth” (‘77), con Ralph Towner, “The Touchstone” (‘78) y “Départ” (‘79). Música llena de poesía atmosférica, minimalismo y paz a partes iguales; un trío de puro arte y belleza.
Ya “sólo” me resta hablaros de otra de mis bandas favoritas, me refiero a Oregon, creada en Estados Unidos en 1971 con Ralph Towner (guitarra y piano), Collin Walcott (tabla, percusión, sitar...), Glenn Moore (bajo, violín, flauta...) y Paul McCandless (oboe, flauta, bajo, clarinete, soprano...); todos ellos nacidos en el seno del Winter Consort de Paul Winter (“Icarus”, 1971), que años más tarde se convertiría en uno de los “gurús” de la llamada “New Age”. El propio Towner dijo en alguna ocasión no saber bien a quién le debe más, si al Jazz o a la tradición clasicista europea. Su música se basa en la improvisación, en el Folk sobre todo de la India (muy distante sin embargo de lo que hiciera el grupo Shakti de John McLaughlin). En 1983 fichan por el sello ECM apostando por una instrumentación más eléctrica. En 1984 “Crossing” supone un punto de inflexión en su carrera, pues muere en accidente de coche su percusionista Collin Walcott una vez finalizada la grabación. En ese momento, el percusionista hindú Trilok Gurtu (del que siempre se dijo sería el sustituto ideal, en caso de faltar Walcott) entra a formar parte del grupo. De su discografía yo destacaría todo lo grabado para Vanguard es decir: “Music of Another Present Era” (‘72), “Distant Hills” (‘73), “Winter Light” (‘74), “Friends” (‘77), “Together” (77), grabado con Elvin Jones, “Violin” (‘77) con Zbigniew Seifert e “In performance” (‘79).
Valgan las delicias de Oregon como epílogo a esta pequeña historia de un aficionado a la Música que sólo ha pretendido exponer lo que sabe lo mejor posible, esperando sirva de sendero introductorio a quien lea estas líneas como me ha servido a mí.
La Música no se marchita, marchita nace la musiquilla para no perdurar.
© Enrique Farelo, 2004.
Enrique Farelo dirige y presenta “Alquimia” en Radio Rivas 95.4 FM, Madrid. http://www.audio.ya.com/radiorivas




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